Al momento de tomar la decisión de prescindir de un empleado es importante evaluar los momentos que vive la compañía, pensar en el sector, el grupo de personas que tiene a su cargo, sus realidades y desafíos junto con las posibilidades que a futuro se pueden dar tras la determinación.
Despedir a un trabajador cuando la nómina de la empresa está congelada puede ser contraproducente, pues no se puede saber si en el futuro la organización abrirá de nuevo la vacante o si prescindirá definitivamente del cargo.
“Depende de la situación del equipo de trabajo y de la empresa las decisiones que se toman al interior, pero siempre es mejor decisión salvaguardar el talento, porque al despedir a alguien se sabe que se pierde conocimiento, experiencia, formación y también dinero por las liquidaciones que se deben dar”, explicó Carlos Roldán, gerente de Recursos Humanos de Michael Page.
Adicional al momento interno que vive la compañía es prudente ver qué tipo de recursos tiene en su grupo y cómo le pueden ser útiles en el futuro. Además, es común que por su experiencia se ubiquen en empresas que pueden ser su competencia.
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“Siempre es preferible valorar y retener el talento que se tiene, pasar los malos momentos, hacer la menor cantidad de recortes de personal, además es valioso ser sincero y, como empleador, contar la situación de la organización, pues así se crea un vínculo y mayor lealtad con la marca y los líderes que buscan un beneficio comunal, pensando en el bienestar de todos y en pro de mejores resultados”, agregó Roldán.
La experticia y formación hacen parte de esa fuga de talentos que quizá no afectan de inmediato, pero que el equipo de trabajo puede resentir con el pasar del tiempo.
“Los empleados saben que los estás cuidado en un mal momento, pero que lo haces porque los valoras, así buscarán apoyar a las empresas y también trabajarán en la búsqueda de alternativas para llegar a las metas y salir juntos de la crisis, entonces esos momentos son un gana –gana y una gran oportunidad para la gestión de recursos humanos”, analizó.
Los líderes saben que cuando la nómina de una organización está congelada deben identificar qué alternativas hay disponibles para recortar gastos y presupuesto más allá de un despido. Asimismo, que nadie es indispensable y que si el empleado definitivamente no es bueno puede prescindir de él.
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