Antes de tomar una decisión de relevo en una posición de mando, las empresas deben tener en cuenta que una buena producción o los buenos resultados del empleado no sugieren siempre que vaya a ser el jefe ideal.
Todas las áreas de la empresa y los cargos requieren distintas características de sus empleados y directivos; y una compañía no se puede arriesgar a tener en un puesto de liderazgo a alguien que no busque ayuda, no sepa trabajar en equipo, ignore las necesidades de sus subordinados o carezca de pasión y compromiso por lo que hace.
“Cualquier trabajador puede llegar a ser un buen jefe, siempre que desarrolle las habilidades necesarias para ello. Esto hace parte de un proceso de aprendizaje en el que es fundamental contar con una imagen superior que los guíe. Tener un mentor, que puede o no ser el jefe inmediato, permite crecer más allá del conocimiento que se adquiere en el día a día de la compañía, y más importante aún, permite aprender del liderazgo”, explicó a elempleo.com Ignacio Gómez, principal en Hays Executive Colombia.
Por eso es importante que en la empresa se compartan diferentes modelos de liderazgo con los trabajadores, pues de allí pueden surgir los perfiles que el día de mañana tendrán el potencial de acceder a un cargo superior.
Según Heather Huhman, experta en Career and Workplace y fundadora y Presidente de Come Recommended, hay siete señales que demuestran que un buen empleado será un mal jefe: no pedir ayuda o no saber delegar; ignorar los problemas de sus compañeros; culpar a los demás; falta de pasión; no tener metas a largo plazo; no tener interés en aprender e irse apenas sea la hora de salida o incluso antes es una alerta, según indicó la experta al portal Entrepreneur.
“Un análisis de Gallup descubrió que 57% de los empleados que se sienten ignorados por sus jefes no se comprometen con sus labores. Los buenos jefes están dispuestos a ayudar a sus empleados cuando lo necesitan y no ignoran los obstáculos de sus equipos”, agregó Huhman.
Para evitar esas situaciones hay opciones que pueden implementar tanto los nuevos jefes como las empresas. “Una buena forma de entender las habilidades que debe tener un jefe se puede explicar con el efecto cometa. Su responsabilidad será siempre hacer volar al equipo, desde el lanzamiento hasta llegar a un vuelo sostenido, pero debe estar atento, ayudándolo a seguir el rumbo que se ha determinado, corregirlo cuando se desvíe, hacerlo regresar cuando se está sintiendo fuera de control, y mantener un pulso firme para que no vuele por sí solo, que al final es imposible. La clave es liderar dejando seguir el camino, pero siempre acompañando”, añadió Gómez.
De acuerdo con la consultora BDO, en muchas empresas el criterio –en gran parte equivocado-para decidir que un buen empleado sea jefe se basa solo en el buen desempeño. El problema es que se olvidan de evaluar las competencias personales y como resultado se pierde un buen empleado para ganar un mal jefe.
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