Desde la primera vez que Antanas Mockus fue alcalde de Bogotá, período en el que hizo grandes esfuerzos por educar a los capitalinos, nos enseñó a usar las cebras para cruzar las calles, el cinturón de seguridad y los semáforos al conducir, comenzamos darnos cuenta que nos hacía falta mucho por aprender.
La lección fue clara. A los ciudadanos nos hacía falta asumir un papel autónomo con sentido de pertenencia por la ciudad y debíamos comenzar a convivir y contribuir en pro de una capital mejor, que liderara los modelos de desarrollo en el país.
Según Juan Guillermo Hernández, jefe nacional de Programas de Cultura Ciudadana en Terpel, este "es un tema intangible que hace parte del deber ser de la organización, no sólo para mejorar el día a día de nuestras calles, sino también en los aspectos de movilidad y la calidad de nuestras vías", asegura.
La implementación de estrategias pedagógicas alrededor de la cultura ciudadana se realiza a través de un programa de voluntariado en el que los empleados de Terpel invierten su tiempo, energía y conocimientos enseñando a los jóvenes y docentes sobre educación ciudadana en las regiones del país.
Aunque se trata de un proyecto bandera que ha arrojado impresionantes mejoras en la calidad de vida no sólo de los empleados sino de las personas a las que influyen, otras entidades han comenzado a implementar estas estrategias.
Por ejemplo, los programas se ejecutan a través de las alcaldías y secretarías de educación regionales, aportando el sentido público que ha caracterizado el liderazgo de cultura ciudadana hasta ahora.
Es por esto que las empresas han notado la mejora entre sus empleados, pues "son más conscientes y tolerantes con el otro y mejora su calidad de vida y clima laboral", afirma Juan Carlos Rondón, Gerente de Véctorem, empresa que promueve la implementación de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) a través de proyectos culturales en el país.
Según estos expertos, cada día con mayor énfasis, las áreas de recursos humanos concentran sus intereses en competencias de cultura ciudadana entre los empleados. Además de evaluarlo como parte integral del individuo, se han desarrollado capacitaciones permanentes para promover el liderazgo entre los integrantes de la empresa.
Beneficios
Para las empresas estas competencias son importantes debido al beneficio interior y exterior que propenden su recurso humano.
En Terpel, los empleados a través de las donaciones de tiempo, en diferentes proyectos sociales, desarrollan competencias de liderazgo en la organización y fuera de ella, en las regiones y las comunidades a las que cada persona pertenece.
Así, "todo esto se ve contagiado en las diferentes líneas del negocio y a lo largo de toda la cadena de consumo y producción de combustible, donde cada paso que da la empresa lo hace de manera consecuente, alineado en las RSE con énfasis de cultura ciudadana", asevera Hernández.
Tanto para los empleados como las entidades, las campañas que realizan las empresas en las calles y regiones resultan dar resultados muy positivos debido a que en las mediciones, que por lo general se realizan una vez terminen, muestran que cuando los jóvenes y ciudadanos tienen contacto con los programas, se logran transformaciones positivas en sus comportamientos.
De igual manera, intervenir en las dinámicas juveniles, generando conciencia y trabajo comunitario, es una manera efectiva de crear y promulgar el liderazgo local entre sus participantes.
La cultura ciudadana "tiene que ver con su esfera familiar, laboral y en su día a día en las calles, que debe procurar a la mejora de la convivencia de los ciudadanos", asegura Rondón de Véctorem.
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