Las cartas están por echarse sobre la mesa. Es la hora de los asesores, conformados por economistas, abogados, estadísticos, econometristas y expertos en el arte de los eufemismos y la dialéctica.
Encima de los escritorios hay simulaciones de lo que va a pasar y de lo sucedería si las cosas no se dan como se prevén.
Desde ya están preparadas contrapropuestas y planes de contingencia para tratar de superar el escollo de todos los años: los distanciamientos entre las partes.
Por esta época, lectores, radioescuchas y televidentes tendrán que acostumbrarse a términos que aparecen como por arte de magia y que se vuelven repetitivos hasta la saciedad: pliego petitorio, comisión tripartita, quórum, concertación, salario de hambre, burguesía, mandaderos del FMI (Fondo Monetario Internacional), imposiciones del Banco Mundial y toda una jerga impropia de la época prenavideña.
Así sucede todos los años: es la discusión del salario mínimo legal que se pacta o se decreta, según el caso, para inaugurar cada primero de enero, un día en el que nadie quisiera trabajar.
En esta ocasión, el avispero se empezó a torear con bastante anticipación y ya hay voces que proponen aumentos generosos, otras que hablan del diez por ciento, unas más que sugieren un incremento racional para evitar una desbandada de precios en el 2008 y unas pocas pero poderosas que hablan de un ajuste ?prudente?, para garantizar la estabilidad en la economía y la generación de empleo.
Es la sumatoria más grande de eufemismos y justificaciones que se pueda presentar para una alza que al final dejará insatisfechos a los beneficiarios, es decir a los 4,5 millones de colombianos que según las centrales obreras devengan el salario mínimo.
Lo que la inflación se llevó
Como se trata de dinero es necesario empezar por lo básico. Este año el mínimo está en 433.700 pesos, fruto de un ajuste decretado el año pasado -porque fracasó el proceso de concertación- del 6,32 por ciento.
El Gobierno dijo en su momento que el incremento fue generoso, porque estuvo un poco más de dos puntos por encima de la meta de inflación fijada por la junta directiva del Banco de la República (4 por ciento, con un rango del 3,5 y 4,5 por ciento).
Pero el costo de vida de este año empezó duro y las proyecciones del Emisor quedaron en el camino desde el primer semestre.
De hecho, aunque septiembre y octubre fueron benévolos con los consumidores, ya vamos en 4,68 por ciento y por buenos que sean los resultados en noviembre y diciembre, lo que los economistas llaman el IPC (Índice de Precios al Consumidor) difícilmente bajará del 5 por ciento.
Esta situación, más la desconfianza que producen las cifras del Dane, ha llevado a la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) a anticipar su propuesta de ajuste del mínimo para el año entrante: por lo menos el 10 por ciento. Si así fuera, el salario mínimo del 2008 sería de 477.070 pesos.
Pero esa es una simple aspiración para arrancar el proceso de negociación al que habrá que agregársele, en primera instancia, el subsidio del transporte, tasado actualmente en 58.800 pesos, equivalente a 59 pasajes para Trasmilenio.
Fecha decisiva
Pero para dar inicio a la jerga del mínimo, lo duro empezará el próximo 19 de noviembre. Para ese día está convocada la comisión tripartita, es decir los negociadores del Gobierno, empresarios y sindicatos, que el artículo 56 de la Constitución denomina Comisión Permanente de Concertación de Políticas Laborales y S...
Comentarios