Muchos famosos que tú sigues o admiras, en sus inicios ejercieron labores muy alejadas de lo que hacen ahora y de lo que les ha dado una vida exitosa.
El fallecido actor Robin Williams comenzó, por ejemplo, como mimo en las calles. Jennifer Aniston trabajó en un comienzo como camarera. Y Mariah Carey perdió varios trabajos como moza de limpieza por "falta de actitud".
En el Reino Unido es muy conocido el caso de la escritora J.K. Rowling, quien tras varios años trabajando en Amnistía Internacional y como profesora de inglés en Portugal, se divorció, volvió a Inglaterra con una hija pequeña y pasó varias penurias económicas antes de convertirse en la 'madre' de Harry Potter y en la escritora que más dinero gana del mundo.
Mientras que Johnny Depp, a principios de los años 80, pagaba sus facturas trabajando como vendedor de plumas estilográficas por teléfono.
Otro caso es el de Harrison Ford, quien trabajó durante años como carpintero antes de conseguir la fama como actor. Ford ya se había labrado una sólida reputación como ebanista en Hollywood cuando realizó su primer papel importante en el cine. El actor no ha dejado de practicar la carpintería como afición.
Otro famoso con habilidades sorprendentes es Danny DeVito, quien con 18 años de edad empezó a trabajar como peluquero en el salón de belleza que dirigía su hermana.
Su interés por todo lo relacionado con el maquillaje y la cosmética lo llevaron poco tiempo después a apuntarse a la Academia Americana de Arte Dramático, donde finalmente se inclinó por la interpretación.
Un gigante de Hollywood como Dustin Hoffman pasó por todo tipo de trabajos curiosos antes de convertirse en una celebridad: fue mecanógrafo de páginas amarillas, ‘ensartador’ de cuentas de collares hawaianos, empleado de guardarropa y probador profesional de perfumes.
En este recuento está también Sean Connery, ya que antes de ser James Bond, acumuló una interminable lista de trabajos menores: repartidor de leche, camionero, peón de granja, pulidor de ataúdes, modelo de retratos y culturista.
La mismísima Madonna recién llegada a Nueva York y con sólo 35 dólares en el bolsillo estuvo trabajando en un Dunkin' Donuts del centro de la ciudad.
Whoopi Goldberg compaginó en sus inicios el trabajo de actriz con el de albañil. Por su parte, el cineasta Pedro Almodóvar financió su particular movida madrileña con el sueldo que ganaba como oficinista de Telefónica. El manchego más universal aguantó en el puesto nada menos que 12 años.
Pero también la casualidad ayudó a algunos: Jack Nicholson fue descubierto mientras trabajaba repartiendo el correo en Metro Goldwyn Mayer (MGM).
Por último, Stephen King trabajó como empleado de mantenimiento, y fue, arreglando el baño de mujeres, que se inspiró para escribir "Carrie".
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