El exceso de responsabilidades suele ser una realidad para los ejecutivos de grandes y pequeñas empresas en la sociedad capitalista, marcada, en un estudio realizado por la OIT, por el exceso de trabajo y la falta de empleo.
Ese trabajar más de lo debido conlleva una serie de consecuencias negativas tanto en la salud como en las relaciones personales.
Cuando nuestras actividades superan nuestras limitaciones mentales, emocionales, el cuerpo es el que paga nuestros abusos.
Según un estudio realizado en Japón y publicado por la British Medical Journal, el estrés laboral es un factor de riesgo que puede incrementar la probabilidad de sufrir infartos.
La investigación determinó la relación entre trabajo y salud coronaria en 195 hombres japoneses de entre 30 y 69 años, que sufrieron infartos del miocardio.
Los científicos de la Universidad de Toyama encontraron que, en comparación con los hombres que trabajaban entre siete y nueve horas diarias, los que trabajaban más de 11 horas tenían 2,44 más probabilidades de sufrir un infarto.
Mientras que una reducción de horas laborales disminuía el riesgo de infarto, un aumento lo incrementaba.
Sin embargo, curiosamente, también se descubrió un mayor riesgo de infarto entre aquellos hombres que trabajaban por debajo de la media, es decir, menos de siete horas. En este grupo, la probabilidad de sufrir un infarto era 3,07 veces más alto.
Según el estudio, la tensión que puede experimentar un trabajador durante la jornada laboral incrementa la actividad nerviosa, que a su vez aumenta la presión, sanguínea.
Anteriores estudios ya han demostrado que cuantas más horas se trabaja, más se incrementa la presión sanguínea diaria.
Para evitar dejarse atropellar por el exceso de trabajo, la psicóloga Laura Delgado, de la Universidad Nacional, recomienda establecer prioridades, definir cuáles deberes son urgentes, porque hay que cumplirlos pronto, y cuáles más importantes y merecen una mayor dedicación de tiempo.
Luego, sugiere la experta, se debe establecer un plan de trabajo, fijándose metas de avance mensuales, semanales y diarias, con plazos máximos, establecidos por uno mismo, para terminar la tarea.
?Es importante sacar unos minutos en la mañana, al empezar la jornada laboral, para planificar todo el día, pensar en las responsabilidades que tendremos y organizar cuánto esperamos avanzar en ellas y cómo, cuánto tiempo le dedicaremos a cada tarea. Luego, al final del día, es importante evaluar cómo cumplimos con ese plan inicial?, explicó Delgado.
También recomendó que, fuera de la jornada laboral, es importante trabajar con el cuidado personal, hacer algún tipo de ejercicio para destresarse, dedicar tiempo para alguna actividad personal de nuestro agrado, como leer, la jardinería, ir al cine o pintar.
Durante la jornada laboral es conveniente sacar pequeños espacios para relajarse y retomar fuerzas, levantarse del escritorio, mirar por la ventana, conversar un rato o hacer ejercicios de estiramiento.
Estas actividades permiten recupera fuerzas y ayudan a evitar el ?embotellamiento mental?, pues con ellas el trabajador evita el cansancio que produce el pasar muchas horas en una misma actividad y puede regresar con más energía a su labor.
Israel Aragón M.
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