Salomón Bustamante es un cartagenero de 38 años que, palabras más palabras menos, se la ha sudado desde muy joven para cumplir sus sueños. Lo más reciente que hizo fue su papel como participante -siendo uno de los finalistas- del reality Reto 4 elementos del canal RCN.
Sencillo, fresco y con una sonrisa llegó al aeropuerto Internacional El Dorado para reunirse con parte del equipo de contenido de elempleo.com de El Tiempo Casa Editorial, y contar a través de una entrevista cómo ha sido su historia laboral, sobre todo, antes de ser presentador y salir en la pantalla chica.
Bustamante accedió, se puso delantal y comenzó a atender personas en una pizzería, con el fin de representar el que fue uno de sus primeros empleos: mesero.
A sus 15 años de edad, Salomón trabajó como vendedor de una bebida energizante, recorriendo las playas de Cartagena. 200 pesos le pagaban por ese trabajo. Él lo recordó entre risas, pues sugiere que fue "hace bastante tiempo".
Después de que se graduó del colegio partió hacia Barranquilla con su mamá, y consiguió trabajo en una pizzería. Su familia en el momento no contaba con dinero para financiarle una carrera universitaria y, entonces, 'Salo' -como le dicen muchas personas en el medio - decidió trabajar para poder costearse sus estudios. "Para pagar mi universidad yo tenía que reunir, en esa época, exactamente 2.000.000 de pesos", comentó.
Para poder ser comunicador social y periodista, este cartagenero tuvo que hacer algo por lo que muchos desistirían o "tirarían la toalla": trabajar seis meses para ahorrar para un semestre de universidad, luego parar de laborar para estudiar con lo que había ahorrado y, posteriormente, parar de estudiar un semestre para volver a trabajar y conseguir la plata para los siguientes seis meses académicos. En síntesis, mitad de año trabajaba, mitad de año estudiaba. Por tales motivos, la carrera de Salomón no duró cuatro años y medio o cinco años -como es lo habitual-, sino que tardó ocho años para obtener su cartón de profesional.
"Muchas veces pensé en desistir, porque la plata no me alcanzaba, porque a veces me tocaba ir en chancletas para la universidad porque no había zapatos, no había para la buseta...pero, por ser tan necio, por querer salir adelante me conseguí un empleo más -además de la pizzería- como asistente de cámara en el canal regional Telecaribe", rememoró ‘Salo’.
Cuando terminó su carrera decidió viajar a Bogotá a realizar sus prácticas profesionales en el canal RCN como asistente de producción en la telenovela Merlina, mujer divina.
Las prácticas no eran pagas, algo que preocupó bastante a Salomón, por lo que él se vio en la necesidad de buscar otro trabajo –pago-, para desempeñarlo en las noches, luego de las extenuantes jornadas de grabación de la telenovela. Entonces, le dijo a una compañera de RCN: “oye, yo necesito trabajar, buscar de mesero donde sea”.
La amiga le ayudó a conseguir el trabajo de mesero en un bar de unos amigos. A pesar de que Bustamante ya tenía experiencia en ese rol, no es lo mismo atender personas en una pizzería que hacerlo en un bar. Tuvo que lidiar con borrachos, drogadictos y hasta con mujeres que se querían sobrepasar con él.
Luego se abrió el sendero en la carrera como presentador y periodista de televisión. Buscó a Sergio Barbosa, se convirtió en el segundo practicante en pasar por Estilo RCN. En este programa afinó su escritura, su voz, posteriormente lo contrataron y dejó de trabajar en el bar…su vida cambió.
Empezó a cubrir grandes eventos en el ámbito nacional, realizó varias crónicas, lo que le permitió ganarse un premio con una de ellas, que consistió en recorrer la media maratón en silla de ruedas. El galardón fue a mejor trabajo periodístico. Y ese producto se convirtió en la ‘hoja de vida’ que le presentó a Jota Mario Valencia para entrar a trabajar al programa Muy Buenos Días (MBD).
En MBD Salomón alcanzó su máximo reconocimiento, no solo por los ocho años que trabajó allí –hasta el final del programa-, sino porque su labor llamó la atención de los colombianos. Siguió realizando crónicas, pero también comenzó a viajar y, entre otras cosas, a comer y mostrar la gastronomía de diferentes partes del país y del mundo. Como dijo él: “para muchos el trabajo soñado”.
Tanto su vida como su economía dieron un giro de 180 grados, si recordamos a aquel joven que asistía en chancletas a la universidad por no tener plata para los zapatos. Su reconocimiento nacional le permitió ser imagen para varias marcas y presentar variados eventos.
Después de MBD, a ‘Salo’ le ofrecieron irse para México y competir en el reality Reto 4 elementos emitido por el mismo canal, y el cartagenero aceptó el reto y los colombianos pudieron conocer otra faceta de Salomón Bustamante.
Pasarse cucarachas de boca a boca con sus compañeros de equipo, tomar sangre, comer carne cruda, interactuar con ratones, por ejemplo, fueron unas de las pruebas que tuvo que afrontar para llegar a ser uno de los finalistas de la competencia. Hasta puntos le cogieron.
Después del reality “salió un Salomón fuerte, capaz, guerrero, con ganas de seguir comiéndose el mundo, un Salomón soñador, que quiere aún más seguir cumpliendo sus sueños”, expresó enérgico.
Y finalizó con esta frase, que resume toda una vida de trabajo, de lucha y perseverancia: “cuando veas a un mesero, cuando veas a una persona que te atiende en un bar o en una pizzería, trátalo bien, porque no sabes si esa persona después puede ser tu compañero, no sabes por lo que está pasando, no sabes qué necesidades tiene. Mi único consejo es que se la guerreen, que se la luchen”.
Por: Pablo Alejandro Alzate
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