Según una encuesta de Statista, el 63,3% de los colombianos entrevistados considera que uno de los grandes problemas del país era en conjunto la falta de empleo y los bajos salarios. Comúnmente, se suele decir que hay empleo pero que no hay quien trabaje.
¿Qué tan cierta es esta información? Según el Dane, para el mes de noviembre de 2022 la tasa de ocupación subió en 2,3 puntos porcentuales, en comparación con el mismo mes del año anterior. Fruto de ello, la tasa de desempleo pasó del 11,5% al 9,5% en un año. Esto demuestra que la fuerza laboral está llegando a los niveles prepandemia. (Acá puedes registrar tu hoja de vida y encontrar trabajo).
No obstante, la tasa de ocupación no puede referirse a qué tan satisfechos están los colombianos con sus trabajos y más a inicio de año. Según un estudio de McKinsey a finales de 2022, aproximadamente un 40% de los trabajadores encuestados en Colombia estaban dispuestos a dejar su trabajo. Esto, según el estudio, estaría acelerando el “gran abandono”, una masiva renuncia que se popularizó a nivel mundial tras la pandemia y que se genera sobre todo entre trabajadores jóvenes (entre 18 y 30 años).
A comienzo de año, las empresas aumentan el número de vacantes disponibles y procesos de contratación a causa de un gran número de renuncias y abandono de cargos. Según Catalina Landínez, Business Manager de Empleabilidad en Gi Group Colombia, este fenómeno laboral se debe a dos razones principales. La primera de ellas es la rigidez con la que las compañías gestionan el manejo de vacaciones y permisos durante el mes de enero. A su vez, son muchas las personas que al acabar o iniciar el año se dan cuenta que sus planes de vida no compaginan con su trabajo; de esta manera, las personas renuncian masivamente a causa del manejo de tiempos.
Por otro lado, no es un mito que el mercado laboral se transformó radicalmente durante la pandemia. De acuerdo con McKinsey, la crisis sanitaria estimuló a muchos trabajadores para replantear sus expectativas laborales. Así pues, según Landínez, los trabajadores de hoy en día buscan que su labor se asocie en mayor medida no solo con un salario esperado, sino con un propósito de vida y una posibilidad de trabajo flexible o híbrido.
“Uno de los sectores que se ve más afectado por las renuncias es el industrial, debido a que los objetivos y valores del empleador no siempre impactan a las personas con dedicación operativa y a esto se suma una base salarial básica. En consecuencia, muchas empresas prevén esta movilidad en el personal y tienen un plan contingente para proteger su operación”, asegura Landínez.
Es importante decir que, en medio de las renuncias, el candidato no se ve expuesto a ninguna pérdida económica, sanción o pérdida de sus derechos. Por otro lado, Landínez aconseja a los empleadores “trabajar en planificación de vacaciones por medio de reemplazos temporales, crear planes de desarrollo para que los colaboradores encuentren lo que necesitan en la organización” y sobre todo “que los empleados puedan construir vínculos entre sus propósitos personales y los de la empresa”. El éxito de estas estrategias salvará a la compañía de destinar entre un 10% y 15% de sus ingresos en procesos de contratación y demás.
Cuando esta retención no es posible, las empresas deben buscar aliados o servicios que permitan suplir las posiciones rápidamente. “Existen empresas como Gi Group, las cuales son capaces de encontrar en un tiempo determinado el candidato que cumpla con los valores de la empresa y que tenga las habilidades requeridas. Con esto, la operación se verá lo menos afectada posible”, concluye Landínez.
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