18 de febrero de 2016
El reciente caso entre el defensor del pueblo y su exsecretaria alertó sobre el acoso laboral en el país, que en la mayoría de situaciones no es denunciado por los trabajadores afectados.
Según los expertos, es un tema más común de lo que se percibe y representa una epidemia.
De acuerdo con cifras del Ministerio de Trabajo, el año pasado se presentaron 1.286 quejas en todos los departamentos; Bogotá encabezó la lista con 608, seguida por Valle del Cauca, con 169.
El mobbing se puede identificar cuando se presentan situaciones de sabotaje y burla frecuente, por parte del jefe o compañeros, como gritos en público, represión ante las ideas, falta de reconocimiento de los logros, entre otros.
El acoso inicia con ataques repetitivos y prolongados como estrategia de violencia psicológica.
Las causas están relacionadas directamente con la inadecuada administración empresarial, el irrespeto por las normas, la falta de comunicación y la obsesiva búsqueda de productividad y utilidad, advierten Billy Escobar y Mónica Fernández, abogados del Politécnico Grancolombiano.
“El mobbing ocupa la atención de grandes organizaciones y defensores de los derechos laborales a nivel mundial y en Colombia debe estudiarse a fondo, con el fin de adoptar medidas de protección y prevención”, afirmó Fernández.
La abogada agregó que este fenómeno puede afectar también el núcleo familiar de cualquier trabajador y desencadenar en divorcios, trastornos en los hijos o lo que se denomina ‘doble mobbing’, en el que los miembros de la familia aíslan o culpabilizan a la víctima.
A pesar de su gravedad, pocas empresas se ocupan de esta problemática, que puede generar costos materiales importantes por la ausencia de sus trabajadores. Para evitarlo, deben crearse iniciativas de resolución de conflictos.
En gran parte, el acoso se deriva de problemas de comunicación al interior de las empresas y la exclusión de la víctima. A la vez, el trabajador afectado puede presentar síntomas de depresión, decaimiento y bajo rendimiento.
Seis fases para identificar su gravedad
1. ‘Conflicto dirigido’: la víctima comienza a ser el objeto de las acciones destructivas, sin darse cuenta de ello.
2. Incomodidad: el trabajador afectado percibe un clima laboral tenso y los cambios de actitud de sus compañeros.
3. Síntomas psicosomáticos: la víctima comienza a presentar problemas de salud como migrañas, trastornos del sueño, ansiedad e inseguridad.
4. Público: empieza a vivir problemas en el ámbito laboral por sus ausencias repetitivas y bajo rendimiento.
5. Malestar agudo: las enfermedades se hacen constantes y empeoran.
6. Exclusión: el empleado renuncia o es despedido por generar conflictos o desarrollar manías obsesivas. En el peor de los casos, la situación puede terminar en suicidio, homicidio o venganza contra el agresor.
Redacción Elempleo.com
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