Estudian como mínimo una carrera universitaria -muchas veces dos-, hablan inglés y creen que el posgrado es un paso obligado. Internet es parte de su mundo cotidiano. Dedican tiempo a su vida personal, pero están listos para hacer las valijas y viajar en cualquier momento en nombre de la empresa. Son capaces de renunciar a un buen sueldo por una perspectiva de crecimiento profesional, o para correr el riesgo de generar su propio negocio.
A grandes rasgos, ése es el perfil de la nueva generación de profesionales jóvenes -de entre 23 y 28 años- que está irrumpiendo en las empresas.
Inquietos y demandantes, estos jóvenes plantean nuevos desafíos para los que deben seleccionarlos, retenerlos y supervisarlos. A menudo se encuentran sobrecalificados para lo que el mercado les ofrece y suelen provocar una mezcla de temor y desconcierto en sus jefes directos, representantes inequívocos de otras generaciones.
A mayor velocidad
"La gran diferencia de estos jóvenes con la generación anterior está en sus tiempos. Los plazos que tienen para alcanzar sus objetivos son más cortos. Por eso, son más exigentes con la empresa, en las oportunidades que esperan de ellas", dice Diego Ghidini, director de la consultora Ghidini Rodil de Argentina.
"Los profesionales jóvenes tienen claros sus objetivos y saben que su misión es generar resultados en la empresa desde su puesto de trabajo", coincide Paulina Rainstein, socia gerente de la consultora Excelencia & Management, que junto con su equipo de trabajo elaboraron recientemente un análisis del perfil de estos jóvenes a partir de su experiencia.
"La nueva generación de profesionales tiene una mirada renovada sobre la realidad. No quiere decir que sean más inteligentes o mejor formados, porque no ha habido cambios de importancia en los modelos universitarios con respecto a la generación anterior", opina Hugo Casentini, gerente de Planeamiento de Recursos Humanos de Philip Morris.
Sin embargo, estas personas no se contentan con una carrera universitaria. "Debido a la necesidad de combinar perfiles técnicos y profesionales, muchos estudian dos carreras, como Contador Público y Administración, o Ingeniería y Marketing", asegura Rainstein. En general, completan su formación con un posgrado relacionado con sus carreras, en el país o en el exterior. Hablan inglés a la perfección y muchos ya están incursionando en portugués y francés.
Su relación con las tecnologías es distinta. "Son jóvenes.com -dice Casentini-. Nacieron con el lenguaje de Internet incorporado, no tienen que adaptarse a él. Tienen un menor sentido de la territorialidad, porque están acostumbrados a enterarse en tiempo real de lo que está pasando."
A la hora de decidir su destino laboral, esta nueva generación es exigente. "Buscan organizaciones que les permitan el desarrollo profesional y no se fijan sólo en la remuneración que la empresa ofrece -expresa Rainstein-. Son capaces de sacrificar un buen sueldo por una mejor proyección de carrera. A menudo pueden hacerlo porque, como se casan y tienen hijos más tarde, no enfrentan las obligaciones familiares todavía."
Estos profesionales saben que las relaciones laborales de por vida ya no existen, y ponen el foco en su propia carrera. "Hace cinco años, un candidato preguntaba qué plan de carrera tenía la empresa para él -explica Casentini-. Hoy se pregunta qué compañía existe para los planes que él tiene."
La lealtad hacia la empresa se construye para ellos de manera diferente. "Para ser leales, esperan que la compañía les ofrezca ciertas condiciones para su desarrollo profesional, como espacios para crecer, respuesta a sus necesidades y la posibilidad de una carrera compatible con sus...
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