Uno de los mayores impactos de la emergencia sanitaria radicó en la pérdida de empleos en todo el mundo. Tan solo en América Latina se perdieron más de 30 millones de trabajos, según datos del Observatorio Laboral COVID-19 del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). En el contexto local, las cifras confirman que 1.5 millones de mujeres se quedaron sin trabajo a raíz de la emergencia sanitaria, de acuerdo con el Observatorio Colombiano de las Mujeres.
Sin embargo, los efectos del desempleo no han sido iguales para todos. Los jóvenes, los trabajadores con menos años de escolaridad, los informales y, en especial, las mujeres, han sido los más afectados por la crisis laboral. En la región, la tasa de pérdida de empleo femenino es del 6%, mientras que la de los hombres es del 3%. Y aunque las mujeres constituían solo el 42% de la población ocupada en la pre pandemia, hoy concentran el 58,5% de pérdidas de empleo y están tardando más tiempo en recuperar los trabajos.
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En Colombia indicadores de PNUD evidencian que por cada 10 hombres que volvieron a tener un empleo luego de que lo perdieron a raíz de la pandemia, solo 1 mujer logró reactivarse laboralmente. De hecho, hoy la brecha entre la tasa de desempleo de ellos en relación con ellas está en 8.2 puntos porcentuales, mientras que en el 2021 se encontraba en el 6.2 p.p, según el Dane, con cifras a marzo de 2022.
Otros números señalan que Colombia ocupó el segundo lugar como el país con mayor desempleo en Latam, siendo las mujeres las más afectadas: 39%. Hoy, el Dane confirma que el desempleo femenino se ubica en el 19.4%.
Es por esto que hoy es más que pertinente, sobre todo en la conmemoración del mes de la Mujer, visualizar las buenas prácticas que deben adoptar las empresas colombianas para desarrollar la cultura de igualdad de género, especialmente en materia de contratación de talento.
“Cuando hablamos de igualdad de género, Latinoamérica y Colombia se encuentran bastantes pasos atrás de los países más desarrollados. Y aunque en los últimos 10 años se ha avanzado enormemente, todavía persiste una disparidad ante las oportunidades que se otorgan a las mujeres, sobre todo en puestos de liderazgo”, explica Mateo Folador, fundador y CEO de Talentu, la aceleradora de talento más grande de Latam.
Estas son las cinco buenas prácticas para implementar una cultura de igualdad de género en las empresas:
1. Hacer un análisis real de los sesgos que existen dentro de la organización, y que sobre todo se pueden ver reflejados en los procesos de reclutamiento y selección. Las áreas de recursos humanos pueden favorecer, sin querer, a algunos candidatos sobre otros dependiendo de la información que encuentren en las hojas de vida.
2. Analizar cada una de las personas que tiene opción para crecer en un determinado puesto. Es necesario preguntarse si ese mismo trabajo puede hacerlo cualquier miembro de la compañía, sin importar su género.
3. Desarrollar reglas de contratación, es decir, políticas de género que obliguen a la empresa a ser diversa y abierta. De acuerdo con Folador, esto dependerá de la mentalidad y el rubro de la compañía, con cuánta dureza o flexibilidad se pueden imponer estas reglas: a menor predisposición, mayor rigidez con las mismas.
4. Implementar procesos de automatización y tecnología que, en sus distintas aplicaciones, ayudan a reconocer a los candidatos más afines a las necesidades de las empresas sin involucrar el género.
5. Incentivar las oportunidades para que las mujeres puedan demostrar su talento. Es clave que al interior de las organizaciones se desarrollen e incentiven planes de carrera para ellas, lo que les permita actualizarse, aprender para perfeccionar su trabajo y especialmente ascender dentro de la misma empresa. Así mismo, es importante que al menos el 50% o más de los cargos directivos en las compañías sean ocupados por estas, para que al mismo tiempo tengan más representatividad en los roles y decisiones estratégicas.
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