Tal vez el día que debe hacer una presentación en público, usted sienta que se desmaya, que los labios no le obedecen o la voz se le entrecorta y que las manos le sudan como si estuviera en un sauna.
Peor aún: es probable que sienta tanto pavor como la fobia que producen las cucarachas, los ratones o cualquier insecto que acaba con la estabilidad emocional de un momento a otro.
Es normal que padezca estas sensaciones, sobre todo si usted no es una persona experta en el arte de hacer presentaciones en público, dictar conferencias o participar como expositor en charlas, aunque los más experimentados también son atacados con frecuencia por los nervios escénicos.
¿Qué hacer? Si bien es cierto que no hay fórmulas únicas, sí existe una serie de recomendaciones que resultan efectivas, siempre y cuando se pongan en práctica al pie de la letra.
Recuerde que todo ejecutivo o cualquier persona estará expuesto a enfrentarse al público y ese es un examen inexorable del cual dependerá, en gran parte, el éxito y reconocimiento como profesional, hombre de negocios o académico.
Lo básico está a su alcance y solo basta tener en cuenta los siguientes pasos:
1. Prepare la conferencia. No importa que usted domine el tema, porque una cosa es conocerlo y dominarlo en privado y otra exponerlo ante un público que espera lo mejor de usted.
Refresque la información, seleccione lo más importante y averigüe sobre los últimos avances. Así se sentirá más seguro y podrá responder cualquier pregunta.
2. Preséntese y no asuma que usted es el presidente de Estados Unidos o Bill Gates, pero hágalo en 25 ó 30 segundos, sin exageraciones y sin prepotencia porque puede generar de inmediato resistencia entre la audiencia.
3. Recuérdele e al público de qué va a hablar, así los detalles figuren en el programa, y explique muy brevemente cómo se va a desarrollar la conferencia y cuánto durará.
4. Utilice ayudas. Tenga en cuenta que la memoria es traicionera y le puede hacer una mala jugada, además no hay nada más aburridor que un discurso interminable con una chorrera de palabras y frases.
Un video beam o unas transparencias claras, en letra grande y desahogadas son una excelente ayuda, eso sí sin abusar de los textos.
Este tipo de instrumentos es una guía para facilitarles a los asistentes una mejor recepción del mensaje, pero no son para leerlas al pie de la letra, porque daría la impresión de no dominar el tema.
5. No se enladrille. Es importante cautivar la audiencia desde el primer momento y la mejor forma es involucrar a los asistentes.
Busque ejemplos de la vida real, anécdotas ?no chistes flojos ni de doble sentido-, utilice términos de fácil comprensión y tenga presente un elemento propio de los buenos oradores: una pausa en los momentos claves de la presentación.
6. Mire al público. Recuerde que la conferencia no es para usted sino para quienes están al frente. Por tanto no se concentre exclusivamente en los documentos que tiene a la mano ni cometa el error de pegarse a las imágenes del proyector.
Alce la cara y dirija la mirada al público porque así establecerá otro sistema de comunicación y mantendrá la atención.
7. Inspire confianza y proyecte animación. No hay nada más aburridor que un expositor que se mete las manos en el bolsillo, se cruza de brazos y asume la posición de ?hoja de parra?.
Una forma de evitar las conferencias tipo estatua es caminar en el escenario y no dar la espalda al público.
<...
Comentarios