Trabajo decente: una deuda aún pendiente con los y las campesinas de Colombia

En Colombia, el total de la población campesina para el primer trimestre del año fue de más de 15 millones de personas, quienes en su mayoría se dedican a las labores de agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca.  Sin embargo, las deficiencias en materia de trabajo decente son el pan de cada día.

 

En el país, 8 de cada 10 trabajadores de la ruralidad son informales, por lo que se enfrentan a brechas relacionadas con oportunidades de empleo, salario, estabilidad, seguridad y salud en el trabajo, el desarrollo de sus capacidades asociativas y cooperativas, la protección y el diálogo sociales. (Acá podrás registrar tu hoja de vida) 

 

Las dinámicas del entorno como los modelos de contratación informal (verbales, a destajo o jornal), los excluyen de diversas prestaciones que deben ser garantizadas con sectores productivos, competitivos y suficientemente desarrollados, de tal forma que puedan gozar de todos los beneficios que se atribuyen a los trabajadores que cuentan con un trabajo que les dignifique y brinde oportunidades.

 

Además de los múltiples retos propios del campo, un factor que agudiza el no obtener un trabajo decente, es el conflicto armado. Según la Unidad para las Víctimas (UARIV) hay registrados a mayo de 2023, 2.637.453 víctimas del conflicto armado en zonas rurales. Una cifra que ha instado a la OIT a abordar los desafíos que enfrenta esta población para mejorar su calidad de vida, desarrollando acciones encaminadas a reparar y proporcionar una ruta de generación de ingresos que les permita fortalecer sus capacidades productivas y así disminuir las brechas generadas.

 

Los trabajadores rurales son una pieza fundamental para la sostenibilidad de nuestra canasta agroalimentaria, la conservación del medio ambiente y el impulso económico del país. Promover un trabajo que desarrolle sus capacidades, que les dignifique y brinde un proyecto de vida, es fundamental para lograr la justicia social y la paz. (¿Buscas trabajo? Registra tu hoja de vida en elempleo.com) 

 

La OIT con apoyo de la Unión Europea, ha desarrollado estudios sobre los retos y oportunidades para el trabajo decente en sectores específicos del agro del país, en donde además de comprender los retos que enfrentan los trabajadores agrícolas en su día a día, brinda orientaciones prácticas a los trabajadores, el gobierno y empleadores/productores, con el fin de aunar esfuerzos en pro de un mejor trabajo. Aun así, los resultados revelan problemáticas latentes en más de una cadena de suministro, evidenciando un escenario claro de la realidad que vive el campo colombiano.

 

Desafíos en las cadenas de suministro del café y del cacao

 

Las cadenas de suministro del café y cacao en Colombia son fundamentales para la economía nacional. El sector cafetero genera anualmente cerca de 2.5 millones de empleos, mientras el cacaotero en 2020 generó un poco más de 173,000 empleos tanto directos como indirectos en ambos casos, contribuyendo significativamente al desarrollo económico y social.

 

Sin embargo, estos sectores se enfrentan a varios retos con relación al trabajo decente. La base social productiva tanto del cacao como del café está compuesta en un 95% por pequeños productores y agricultores, lo que implica desafíos en términos de capacitación, acceso y estandarización de las labores del sector. Además, este primer eslabón productivo, tanto en la cadena del café como en la del cacao, está marcado por la informalidad laboral. (Acá puedes registrar tu hoja de vida y encontrar trabajo) 

 

En ese contexto, también se identificó que la edad promedio de productores y trabajadores del sector cacao es de 56 años, mientras que en el sector del café se distribuye en un 15% de mayores de 60 años, un 19% de población entre los 45 y 59 años, y un 1,8 por ciento de personas mayores de 80 años. Estas cifras, muestran un paulatino envejecimiento de la población trabajadora, y ponen en evidencia la importancia de fomentar acciones que promuevan mejores condiciones de trabajo y que impulsen el empalme generacional en la ruralidad del país.

 

Además, un reto que convoca a los diferentes actores que componen estas cadenas de suministro, es la desigualdad en materia de valor de los productos, que ubica a los productores de los granos entre los que menores ganancias reciben por los mismos. (¿Estás buscando empleo? Registra tu hoja de vida aquí) 

 

Es por ello que desde la OIT se han venido adelantando diversos esfuerzos en alianza con la Unión Europea, el SENA, el Ministerio del Trabajo, el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural entre otros actores, para identificar y reducir estas brechas, promover la sostenibilidad del campo y hacer realidad oportunidades de trabajo decente para los y las campesinas colombianas.

 

*Este contenido e información fue posible gracias a la alianza entre la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y elempleo.com.

 

 

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