En América Latina, 9,5 millones de los 57 millones de jóvenes entre 15 y 24 años que trabajan o desean trabajar están desempleados.
Los afectados por la década perdida, nacieron entre 1980 y 1990 y representan el 42 por ciento del desempleo abierto en la región.
Para la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la promoción del empleo independiente y las microempresas deben ser integradas a los proyectos para crear más y mejores empleos. "La idea es generar una cultura empresarial competitiva entre los jóvenes que entran al mercado del trabajo", explicó el experto de la OIT Jorge Cabrera.
Según Luciel Rios, Director de la Fomación Vocacional, "no todos los hombres y mujeres de la década perdida que reciben formación vocacional serán emprendedores. Pero a algunos estas nuevas capacidades empresariales les abrirán las puertas a oportunidades nunca imaginadas".
Trabajo decente para los jóvenes
El informe para la Reunión Regional Americana que se realiza en estos días por Bolivia se refiere de manera explícita a la promoción del empresariado joven como una manera de promover empleo de calidad para las personas.
Reunir emprendedores y facilitar los contactos con el gobierno, proveedores de servicios y otros empresarios puede ayudar en la primera fase de formación de una empresa.
"Pero esto no es suficiente. Los países necesitan crear un ambiente empresarial que permita a la década perdida formar o agregarse a pequeñas empresas, y ayudar a esta población a pasar de la economía informal a la formal", comentó José Manuel Salazar-Xirinachs, Director Ejecutivo del Sector del Empleo de la OIT.
Desde una perspectiva más general, el informe de la OIT propone dos estrategias principales para enfrentar el empleo juvenil y reducir a la mitad el número de jóvenes que no trabajan ni estudian en los próximos diez años:
? Disminuir el número de jóvenes que abandonan prematuramente el sistema educativo.
? Promover oportunidades de trabajo
El informe menciona además otra serie de mecanismos para la promoción del empleo juvenil en la región, como medidas que permiten a los empleadores reducir el costo del trabajo a cambio de formación vocacional.
En algunos casos, estas iniciativas fueron utilizadas para reducir los costos y tuvieron incidencia en la capacitación de jóvenes trabajadores. En otros, carecían de apoyo financiero del Estado para sostener los proyectos.
Según Salazar-Xirinachs, "los jóvenes enfrentan problemas específicos en el mercado del trabajo. A causa de falta de formación y experiencia laboral, con frecuencia aceptan trabajos precarios".
El estudio cita a Perú donde sólo el 10 por ciento de los afiliados a la seguridad social son jóvenes entre 15 y 24 años, a pesar de que representan más de 40 por ciento del empleo.
Hay una especie de paradoja, "Muchos jóvenes tienen hoy mejor educación que sus padres porque la educación se ha extendido de manera considerable en la región a lo largo de las últimas décadas. Pero en realidad obtienen trabajos precarios, sin protección, y con bajos sueldos, si lo encuentran afirmó Salazar-Xirinachs.
Los países necesitan hacer coincidir una mayor inversión en el acceso a la educación y formación con un incremento de las oportunidades de trabajo, colckuyo la institución.
Redacción elempleo.com