De acuerdo con algunos especialistas internacionales existen palabras que activan el sistema de recompensa del cerebro cuando son leídas en el currículo o escuchadas en la entrevista por los reclutadores de recursos humanos.
Esta reacción se debe al condicionamiento progresivo por parte de los empresarios al relacionar a los aspirantes con estas, es así que aumenta la posibilidad de ser contratados en un 14 % más que quienes no las mencionaron.
Por esta razón, elempleo.com entrevistó a la experta Diana Rivera, consultora internacional de Comunicaciones en Ketchum Conexiones, para conocer esos vocablos en los que los empleadores ponen mayor atención.
“El uso de este tipo de palabras tiene un impacto sobre entrevistadores y empresa. Da alternativas para indagar más al candidato y muestra una persona que es segura de sí misma con una buena autoestima y con un nivel de automotivación y disciplina fundamental en cualquier empleado actual”, explica Rivera.
Dentro del proceso de selección en las compañías, hay dos aspectos fundamentales: el personal y el profesional, por ello es fundamental que el aspirante enfoque sus destrezas y proyecciones en estos tópicos.
Personalidad: Palabras que te caractericen de manera positiva como la lealtad, compromiso, proactividad, facilidad para trabajar bajo presión, entusiasmo, tranquilidad, credibilidad, diversión y adaptación al cambio. “Toda la información que se utilice debe decir la verdad y, si es posible, tratar de ejemplificar con algo a lo que se refiere”, puntualiza Rivera.
Técnico-profesional: Deben describir su nivel de conocimiento, experiencia, últimos estudios realizados, competencias que poseen para desempeñar el cargo, habilidades de liderazgo, trabajo en equipo y generación de compromisos personales y grupales.
Consejos para una entrevista acertada
La especialista señala que durante los procesos de selección es básico que el aspirante maneje:
- Interacción en las respuestas de preguntas, argumentación, reflexión y continuidad del hilo discursivo de manera contundente, clara y concisa.
- Coherencia en el discurso.
- Evitar gestos cerrados y repetitivos, posturas que le quiten posicionamiento y credibilidad como los brazos cruzados, juego con objetos, movimientos con los pies, piernas o brazos.
- Utilizar gestos amables y creíbles.
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