24 de marzo de 2015
Diferentes estudios realizados por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y entidades particulares evidencian una gran preocupación por el aumento del estrés laboral.
Se calcula que más del 30% de la población mundial padece este mal, incluso en países industrializados la cifra alcanza niveles superiores. En América Latina, las estadísticas mencionan que cerca del 40% de los trabajadores ha tenido estrés en México, Argentina, Chile y Colombia.
Los especialistas definen el estrés laboral como la reacción negativa del trabajador a las exigencias y necesidades del entorno, derivado de una carga excesiva de trabajo y situaciones de presión inmanejables.
“Cada persona reacciona diferente. Puede llevar a un problema permanente y terminar en cualquier enfermedad si no se maneja bien”, afirma Cástulo Rodríguez Correa, presidente de la Sociedad Colombiana de Medicina del Trabajo.
Los estudios además indican que el estrés afecta casi el 60% de las jornadas laborales y el costo económico por gastos médicos alcanza el 4% del PIB mundial.
“Las empresas se perjudican con aumento del ausentismo, incremento de accidentes, más bajas por enfermedad, bajo rendimiento y menor productividad”, asegura Salvador Andreu, especialista en Medicina del Trabajo.
Tipos de estrés
Los expertos mencionan básicamente dos clases:
Estrés episódico o esporádico:
Se produce de manera puntual y momentánea en el tiempo, durante picos altos de trabajo, entrega de documentos importantes, problemas con compañeros, noticias repentinas, situaciones de despido, entre otros. Se caracteriza por su corta duración y sus efectos negativos son poco perceptibles.
Estrés crónico:
Es el resultado de una exposición repetitiva y prolongada a diferentes factores. En algunos casos es una evolución del estrés laboral episódico, acompañado de inestabilidad.
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