Muy pocos saben detalles de ella, de su origen y de sus implicaciones, aunque con mucha frecuencia está en boca de todo el mundo. En los hogares, cuando le da por salirse de cauce produce estragos e incluso es capaz de destruir fortunas, debilitar gobiernos y convertir pesos en centavos como por arte de magia. Es la inflación.
Los economistas, sus más próximos contradictores, le atribuyen todo tipo de males y de epítetos: ?es el peor impuesto que se le puede colocar a una sociedad?, dicen. En todas partes del mundo se han inventado fórmulas para combatirla y, aunque se deja doblegar, vivir sin ella indefinidamente sería imposible.
En Colombia es referencia para casi todo: alzas en servicios públicos, matrículas, pensiones, arriendos, pan y leche. Cada vez más es el indicador preferido para el incremento salarial, por encima de otros paradigmas como los méritos de los ejecutivos y empleados, los resultados financieros de las compañías o el comportamiento del mercado.
Sin atenuantes
Según la última investigación de salarios y beneficios hecha por la Asociación Colombiana de Gestión Humana (Acrip), el 63,6 por ciento de las empresas encuestadas utiliza la inflación como instrumento para ajustar las remuneraciones de su personal. Sin embargo, algunas aplican puntos más o menos, atribuidos a factores como la productividad.
¿Y acaso no siempre ha sido así?Innegablemente, pero en el pasado la distancia era superior dada las grandes presiones sociales, especialmente de los sindicatos que tenían unos altos grados de incredulidad frente a las estadísticas de la inflación que era alta, como en 1990 cuando llegó a 32,36 por ciento.
La recuperación de la credibilidad en el índice de inflación es importante para la confianza en los puntos fundamentales de la economía, reitera José Darío Uribe, gerente del Banco de la República, en sus charlas sobre políticas monetarias, cambiarias y crediticias.
La entidad, como se sabe, tiene el mandato constitucional de velar por una moneda sana, es decir evitar que el peso se deprecie por efecto de este fenómeno.
Aunque para el próximo año ya existe un rango y una meta objetiva de la inflación (un promedio de 4,5 por ciento), hay un hecho perturbador para las proyecciones financieras de las empresas: la incertidumbre generada por la nueva reforma tributaria.
Como no se sabe qué va a pasar con las deducciones a salarios, pues es un tema de constante revisión por parte del Ministerio de Hacienda y los partidos políticos, la arquitectura remunerativa está pendiente, afirma José Manuel Acosta Gómez, presidente de Human Capital Consulting.
De todas maneras, las firmas consultoras en recursos humanos hacen cábalas. Es posible que el aumento del salario mínimo varíe en un 6 por ciento y que la media del mercado laboral lo haga en 5,5 puntos. Esto teniendo en cuenta que la inflación objetivo la proyectan los analistas en 4,2 por ciento, levemente superior a la meta de la junta del Emisor.
Los mayores aumentos
Un análisis previo de las proyecciones remunerativas elaborado por Human Capital Consulting para 2007 indica que el sector de hidrocarburos tendría un mayor incremento para sus ejecutivos con 7,5 por ciento, seguido por alta tecnología y telecomunicaciones (7 por ciento), consumo masivo (6,3 por ciento), químico farmacéutico (6 por ciento) y financiero (5,5 por ciento).
La compañía también elaboró su propio análisis con base en una encuesta entre distintas actividades productivas en la cual se indica que los menores incrementos salariales para el próximo año e...
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