Los deportistas que llegan a jugar fútbol profesional y, sobre todo, que logran jugar para la Selección Colombia y hasta participar en un Mundial, se pueden considerar personas exitosas. Sin embargo, algunas de las estrellas que hemos visto descollar con el combinado patrio y otros que nos deleitarán en Rusia 2018, en su pasado tuvieron que trabajar en varios oficios para ayudar a sus familias con el sustento y para tener con qué asistir a los entrenamientos de fútbol.

El goleador Carlos Bacca ahora es uno de los jugadores de Colombia más reconocidos en el ámbito internacional. Además de sus múltiples logros personales y colectivos, el oriundo de Puerto Colombia –Atlántico fue uno de los futbolistas que representó a la Nación en el Mundial de Brasil 2014.

Bacca, nacido el 8 de septiembre de 1986, tuvo que alternar en su juventud trabajo con entrenamientos. Caminaba las calles de Puerto Colombia vendiendo pescados con el fin de ayudar a cubrir los gastos de su familia. Después trabajó como ayudante de bus, cobrando los pasajes. Aun así, siempre sacaba tiempo para asistir a sus entrenamientos como futbolista. Es un buen ejemplo de superación.

Otro caso es el del zaguero Yerry Mina, nacido en Guachené - Cauca, el 23 de septiembre de 1994. El defensor, a pesar de su corta edad, se convirtió en el primer colombiano en jugar oficialmente para el Barcelona, uno de los clubes más importantes del mundo. El hombre de 1,95 de estatura tuvo una dura infancia, cargada de guerra y de necesidades económicas.

Mina contó a un medio deportivo internacional que tiempo atrás se iba colgado de la parte trasera de las volquetas, algunas veces lloviendo, y luego caminaba varios kilómetros para poder llegar al entrenamiento cuando estuvo a prueba con el Deportivo Cali. Tenía que economizar, según dijo, porque ganaba muy poco en una galería cargando mercados. Ahora, el defensor, una de las fichas colombianas para el Mundial de Rusia 2018, asegura que el que quiere algo, le cuesta.

El guardameta Óscar Córdoba, reconocido por ser uno de los arqueros más importantes en la historia de Colombia, le contó a elempleo.com que en su adolescencia trabajó ayudándole a su tía en un almacén de herramientas industriales.

De vender helados a la élite del fútbol

El recordado futbolista Luis Amaranto Perea, quien vistió y defendió en seguidas ocasiones la camiseta de la Selección Colombia, tuvo que despedirse temporalmente de su familia para ganarse la vida en Medellín. Comenzó a trabajar en una ensambladora de calzados y, luego, vendió helados en los barrios Belén y Laureles, que quedan cerca al estadio Atanasio Girardot. El exdefensor dijo a un medio nacional que nunca perdió su objetivo de ser profesional de fútbol. Y hoy se siente orgulloso de su carrera.

Es de gran valor que personas que se criaron en situaciones tan adversas y bajo tantas necesidades, sean referentes de todo un país. El trabajo, a pesar de ser informal en ocasiones, ha sido ejemplo en numerosos casos de superación personal. Representa al final de cuentas una invitación a la perseverancia, la voluntad y al esfuerzo para poder cumplir las metas trazadas.

Aunque algunos jugadores de la Selección Colombia actual contaron con el apoyo económico de sus padres para desarrollarse como futbolistas profesionales, otros no tuvieron la misma suerte, y combinaron los entrenamientos con duros trabajos.

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Pablo Alejandro Alzate
Contenido@elempleo.com

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