En la última década las mujeres han ganado terreno en el mercado laboral, pasando del 54,4% de participación en el 2008 al 59,6% en el 2017, mientras que en el caso del hombre su participación se ha mantenido en el 75%, cifra que en todo caso aún habla de un desbalance en materia de oportunidades de empleo para las mujeres.
Así lo afirma una investigación hecha por el Departamento de Economía, Comercio Internacional y Política Social de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, en cabeza de su director, Jaime Tenjo, y de la profesora Luisa Fernanda Bernat.
El estudio sobre los mitos y realidades acerca de las diferencias por género en el mercado laboral colombiano asegura que, según datos del Dane para el 2017, por cada 100 hombres trabajadores asalariados existían 80 mujeres laborando en estas condiciones.
Además, ellas están mejor educadas pero menos remuneradas mensualmente que los hombres.
Las mujeres asalariadas tienen un año más de educación (12,16 años en promedio) que los hombres en sus mismas condiciones (10,91 años). Sin embargo, esto no ocurre con los emprendedores e independientes, donde los hombres tienen poco menos de un año de formación adicional que las mujeres.
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Asimismo, la brecha de formación más significativa se registra entre las mujeres asalariadas (12,48 años) y las independientes (9,57 años), cuya diferencia es de aproximadamente 3 años.
De acuerdo con Bernat, este es un logro en política educativa desde 1991, pues hoy el promedio de educación de toda la fuerza laboral es de 11 años, lo cual equivale a un crecimiento aproximado de un año de formación por década.
En la actualidad, las mujeres asalariadas perciben un 7,05% menos de salario que sus compañeros hombres, brecha que en todo caso se ha cerrado en las últimas tres décadas, pues hacia 1981 la diferencia era de aproximadamente 38,7%, mientras que en 1998 era de 14,7%.
Sin embargo, y para sorpresa de muchos, si se compara el salario hora de un hombre con el de una mujer, esta última población gana un 0,9% más (2017) que los primeros, en parte debido a que las mujeres asalariadas muestran una tendencia a trabajar cinco horas menos en promedio que los hombres.
En el caso del tiempo dedicado a actividades no remuneradas por fuera del mercado laboral, las mujeres prefieren optar por empleos flexibles con sus horarios, sin importar que tengan una menor remuneración por cuestiones domésticas y de cuidado de sus hijos.
A estas actividades, las mujeres asalariadas dedican más del doble del tiempo (20,46 horas semanales) en comparación con el hombre, quien tan solo llega a las 8,06 horas.
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